Un estudio personalizado y piezas realizadas exclusivamente para cada paciente marcan la diferencia entre la ortodoncia lingual y la tradicional.
Esta técnica, cada día más solicitada en Barcelona, satisface a miles de clientes que buscan un método invisible. Ahora, transformar tu sonrisa y evitar el complejo, cuando los demás ven los brackets metálicos, ya es posible. Cómodo, eficaz y estético son las tres claves de su éxito.
Si cada vez que te encuentras con alguien que no ves desde hace tiempo piensas «que no me mire los dientes», este artículo te interesa. La tecnología dental avanza, y ahora es posible llevar aparato sin que nadie lo vea ni lo note. Es lo que se conoce como ortodoncia lingual.
Esta técnica se practica desde los años 80 y, desde entonces, los avances en el procedimiento satisfacen a miles de clientes. Así, es una de las ortodoncias más realizada en Barcelona. La edad es un factor clave en esta elección, ya que la ortodoncia lingual permite corregir la alineación de los dientes, mordidas, sobremordidas y maloclusiones, sin tener que llevar los antiestéticos brackets metálicos.
Es un sistema adaptado completamente a la superficial lingual, donde los brackets se colocan en la cara interior de los dientes. Son invisibles desde fuera, de modo que la superficie exterior queda completamente libre.
Para ello, se fabrican unas almohadillas personalizadas que cubren la superficie lingual del diente (por la cara trasera de la corona) y, a estas, se unen brackets de bajo perfil, tal y como se aprecia en la imagen.
Los resultados de este tratamiento son óptimos y esto se consigue con un buen diagnóstico, pronóstico, plan de tratamiento y plan de retención (posterior a la ortodoncia) a través de un programa informático en 3D.
Tras el diagnóstico por parte de un profesional de los problemas dentales a resolver, se fabrican los brackets a medida para cada paciente. La diferencia principal con los brackets convencionales es la estética dentofacial.
Una vez colocados, se harán revisiones mensuales en las que el dentista ajustará o añadirá recursos (manteniendo siempre la estética), según se vayan moviendo las piezas dentales. El tiempo del tratamiento depende de cada caso clínico, pero la media suele rondar los dos años.
Una vez que se ha llegado a la posición final que deben ocupar los dientes, se retiran los arcos y los brackets. Después, se colocan unos dispositivos fijos o removibles con el fin de que las piezas dentales no vuelvan a su posición original (como retenedores invisibles o carillas estéticas, entre otros). Además, el odontólogo establece revisiones periódicas para comprobar que los resultados se mantienen.
Además de lo obvio (nadie verá que los llevas puestos), esta ortodoncia se recomienda también por otros muchos motivos:
Dentro de todas las opciones de corrección dentaria, el cliente debe decidir, bajo el consejo de su odontólogo, qué método usar. A pesar de todo lo positivo que nos ofrece, también deben tenerse en cuenta algunos inconvenientes:
Aunque la mayor parte de los clientes son adultos, también está recomendado para niños y deportistas, ya que minimiza el roce de los brackets con los labios y la posibilidad de que alguno se suelte con golpes o caídas.
En cuanto al pago, la clínica ofrece la posibilidad del pago a plazos y/o financiación. En una primera consulta, el dentista realizará un presupuesto que se adapte a las necesidades de cada paciente.
El buen manejo e higiene es tan importante durante el tiempo que se lleve la ortodoncia como después. Al finalizar el tratamiento, el uso de retenedores es necesario si queremos conservar los resultados que hemos obtenido. Los dientes tienen «memoria» y tienden a volver a su posición antigua, por eso es fundamental seguir las indicaciones de nuestro dentista y no saltarlas en ningún momento.
Durante su uso, las limitaciones son mínimas. Como consejo, se indica un especial cuidado al comer alimentos duros (especialmente bocadillos, fruta fresca entera…) y se desanconseja el consumo de chicles y bebidas refrescantes o alcohólicas en exceso que pueden causar más manchas y problemas con los brackets.
Por su parte, la limpieza debe extremarse y utilizarse productos más delicados para el lavado de los dientes y el aparato.
Sin duda alguna, es una gran inversión en calidad de vida que permanecerá el resto de nuestros días. Ya no tenemos que adaptarnos a la ortodoncia, ella se adapta a nosotros.
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